Frank se removió nervioso en su asiento. Llevaba horas confinado en la cabina de su LEV, un aerodinámico monoplaza decorado con colores naranja y bermellón. Desde el exterior, el vehículo de levitación electromagnética parecía una enorme punta de flecha recién pulida.
—Enciende.
La voz del jefe de ingenieros se oyó claramente a través del auricular. Frank suspiró, y por tercera vez ese día, reinició los sistemas secundarios de la aeronave. El visor de su casco generó tablas e indicadores virtuales que flotaron frente a él en una ilusión de realidad aumentada. Sigue leyendo